Un viaje de dos euros
a la crueldad,
más allá de la ingratitud
patrocinada por las lacras
simultáneas del honor y la gloria
que se va haciendo fuerte
entre los débiles de ánimo,
de los mohines de hastío
en el rostro de maniquíes
con ojos lúgubres
suspendidos en un desatino
y último aliento
cuando se amontonan las venganzas
en rincones inhóspitos,
de las dignidades soterradas
de nazarenos de alquiler
que vengan noches ajenas
en lupanares anónimos
con la furia comedida
de aquellos que tienen miedo
a los payasos,
de las culpabilidades al peso
que lastran los trastabilleos,
de las singularidades
que castran patrones
repetitivos de conductas
inmorales,
de los favores concedidos
con un cañón besándote
las sienes
el cielo de la boca.

Lo leo, lo releo, y me queda una sensación de desaliento terrible. Pero en dónde estamos metidos?
Continúa!
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