En un post anterior hablábamos de que para la estrategia de Marketing Digital eran necesario mezclar «Azúcar, especias y muchas cosas bonitas». En esta entrada proponemos entrar en profundidad en los ingredientes para crear un contenido capaz de enganchar a tu audiencia objetiva.

Imágenes, audios, enlaces, vídeos son elementos que puede añadir a tus post o tus tuits para hacerlos más interesantes para tu audiencia. Además, está demostrado que un contenido enriquecido favorece que se comparta.

Hoy el mundo parece girar a una velocidad vertiginosa, la actualidad se impone y hace que los contenidos caduquen al poco. Comenta noticias y datos pegados a la actualidad y, si han pasado algunos días, que el evento o el contenido sea lo bastante relevante como para justificar su inclusión.

De hecho, este post no deja de ser más que una recopilación, un listado de pistas que tratan de ayudarte a mejorar el contenido de tus publicaciones en las distintas redes sociales. Siempre resulta un contenido interesante para los usuarios darles a conocer trucos, webs, herramientas… que mejoren su experiencia.

En la gran mayoría de las Redes Sociales, los usuarios empiezan a usarlas con ímpetu, con fuerza, para luego ir deshinchándose y publicar cada vez menos, cuando no dejar de utilizarlas. Hasta que llega un día uno se da cuenta de las posibilidades de ese medio y empieza a emplearlo con cierta asiduidad. En un entorno profesional el abandonar un perfil no es una opción, se tiene que mantener una consistencia a la hora de publicar de forma que los usuarios sepan cuándo esperar una próxima actualización.

Muy bien, tienes que publicar una actualización y no se te ocurre, no tienes nada preparado, y lanzas lo primero que se te pasa por la cabeza. El resultado suele ser entre desastroso e inútil. Si realmente no tienes nada que publicar, no publiques nada. Que luego vienen los «madremías».

Para mantener la “constancia” y evitar el “hablar por hablar” lo mejor es desarrollar un calendario en el que se prevean las actualizaciones en las distintas redes sociales, con fechas y contenidos, de forma que no nos pille el tren. Está claro que eso no quiere decir que no nos ciñamos a la realidad y, a veces, habrá que modificarlo para adaptarse a las situaciones.

De pronto todo el mundo hace infografías. Pones una en el blog. Los vídeos resúmenes se llevan en Facebook así que haces uno. Los gatitos aumentan el engagement en Twitter así que los felinos toman la cuenta al asalto ¿Qué logras? Perderte en la masa de usuarios y empresas que están haciendo lo mismo que tu. Tal vez el video resumen puedes hacerlo tu mismo y lanzarlo en YouTube enlazándolo en todas las plataformas que usas. Quizás los artículos pueden ser leídos en voz alta para generar un podcast. Trata de pensar fuera de la caja.

Hay mucha gente a la que todavía le importa la ortografía y la gramática. Disponer de un número limitado de caracteres no es óbice para andar pegando patadas a un diccionario (aunque incluya términos como «amigovio»). Revisa lo que estás escribiendo. Corrige las posibles faltas de ortografía y pregunta a algún compañero a ver si se entiende el mensaje que estás lanzando. Reescribe el contenido para mejorarlo.

En pocas palabras, para generar buenos contenidos necesitas consistencia, tanto en lo que se publica como en la frecuencia con la que lo haces.