Para poder empezar,
para caldear el ambiente,
podríamos considerar la posibilidad
(que no la certeza)
de diversas teorías sobre lo terrenal
y lo deshumano,
diseccionando los mensajes ocultos
en los gemidos ortofónicos
de las películas porno
para desbrozar las fugaces
intimidades anónimas
entre dos desconocidos
y figurarnos la banalización
de la batalla entre el espacio
y el tiempo,
de manera que podamos concluir
que no podemos dejar
de darnos la razón
como el más incierto de los presentes.