Este cuaderno me ha acompañado desde primeros de noviembre hasta el mes de marzo.
Lo bueno de un sketchbook es que te permite experimentar, divertirte, cometer errores, aprender de ellos, usar nuevas técnicas, bocetar cosas que luego terminan en formato digital o algo más grande.
Lápices de colores, acuarelas de distintos tipos, tintas, gouache, acrílico… cualquier técnica cabe en un cuaderno.