Escribo sexo
con las letras de tu nombre,
con las ropas
esparcidas por el cuerpo,
con tu peso tibio
sobre el colchón.
También escribo deseo
pero se mezcla con recuerdo,
no del todo,
como aceite y agua.
Junto la s con la e,
añado una x
concluyendo con la o…
relleno un crucigrama
sin definiciones.
Es difícil.
Lo sé.
Cuántas veces
puedo tropezar contra
los mismos muros de hormigón.
Me vence el cansancio
de este castigo
que se escribe como el tedio
también con las letras de tu nombre.
Y tristeza,
no nos olvidemos de ella,
que también tu nombre
me sirve para escribir
sobre ella,
y tacharla
y escupirla
e irla desterrando de los diccionarios.