He caído otra vez,
cuando creí que todo estaba atado
y el trapecio
parecía un columpio,
he vuelto a caer
pensando que todo era seguro,
cuando no sabía si salir de la cama
o lamerme las heridas
o mirarme al espejo
para decir «sólo soy yo».
He vuelto a caer
entre paradojas
y crueldades.
He caído otra vez.
Y sólo me queda rezar.