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Martes de letras: «Niño marica» de Óscar Espirita


Hay libros que te saltan a los brazos y te dicen que se van a casa contigo y «Niño marica» de Óscar Espirita es uno de esos: la portada, tan inmaculada con esos dos niños que miran impertinentes y que me han recordado a Charles Rowland y Edwin Paine, los chicos detectives sacados de las páginas del «Sandman» de Gaiman, el tacto, la tipografía y el abrir una página al azar y encontrarte con una frase que describe una infancia, tu infancia, una adolescencia, tu adolescencia.

Los niños maricas empiezan su adolescencia
cuando pueden. Poco importa en realidad la edad
biológica
.

Articulado en torno a esas dos etapas del desarrollo personal, «Niño marica» traza con candidez, que no simplicidad, las pasiones de un niño que no se ajusta a las normas de un juego que le han impuesto. En la primera parte va desgranando deseos y juegos de su imaginación que desembocan en una segunda parte en la que el sexo ya forma parte del desarrollo personal, todo dentro de unas coordenadas que aquél que lo ha vivido reconoce, pero que no excluye a otros que no poseen esas experiencias. Los versos desgranan espacios (patios de colegio, polígonos, camas trocadas en cuevas, vestuarios), reivindican experiencias (el florecer de unos sobacos, los morreos, lo huraño de una adolescencia).

Pude parecerte un erizo
pero no era más que un huevo con espinas
el pajarito seguía dentro
y vuela

Una lectura que deja poso y que hace que se vuelva una y otra vez sobre versos que retornan a tu recuerdo y que, al buscarse entre las páginas color hueso, logra que te tropieces con otros poemas que también te calan.

Resulta inevitable verse reflejado, y posiblemente encuentres trazos de la vida de uno en versos que no tienen nada que ver con lo vivido por Espirita. Y creo que eso es lo que hace grande este poemario y lo hace tan necesario: recurre a los sentimientos de los que han crecido sintiéndose diferentes. Y para sentirse diferente no hace falta ser homosexual, sólo tener sentimientos.

Yo soy un niño marica. Y, gracias al libro de Óscar Espirita, me he reconciliado  con el niño que sigo siendo.

Podéis comprar el libro en la página de Ediciones Hidroavión.

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