Todos los fríos de los días de cuchillos
y las cucarachas con corbata y toga
que pierden el tiempo
en la vivisección de desayunos
que se prolongan hasta la hora de la cena.
Lo único que nos hace iguales
es la parca,
terminamos por creernos que
la democracia es para los ilusos
la democracia es para los que la fe
pasa por los cuentos de hadas
la democracia es para los que puedan
pagarla como a un amor eterno
de esos de anuncios por palabras.
Nos jactamos de ser invulnerables.
y por las noches volvemos a ser los niños
con las rodillas de arañazos
y aventuras,
tapándonos la cabeza
para que no nos vean nuestros miedos.
Se nos amontonan las consignas en la boca,
los símbolos en las fotografías.
Impertinente, la realidad
se sirve otro copazo de ginebra.
Habla de tiempos pasados
que no fueron mejores
que no fueron peores
pero que se acodaban
en la barandilla de la ignorancia.