Mansa ironía
del insomne que intenta dormir,
yo no cuento ovejas
sino cócteles molotov
que para este incierto egoísmo
siempre hay más o menos tiempo
más tiempo
menos tiempo
menos o más
tiempo
acompasando el otoño
a las necesidades del momento,
el noviembre de una maleta
con agorafobia
se encoje otra vez de hombros.
Plusmarquista mundial
en circunspección
no pude pasar
el control de conformismo.
A falta de figuras de referencia
habré de conformarme
con las sombras de una lluvia.
Para qué rezar mil plegarias
que ya no sirven de nada,
olvidé recordar la caducidad
de una fe prestada.
Una rosa de los vientos
se desmaya en un vaso,
preguntas que se confunden
con dardos emponzoñados,
excusas con las que construir
una segunda oportunidad
sobre arenas movedizas
con mi sello de garantía.