Tu pelo arremolinado
tras la batalla.
Después del fuego
queda el rescoldo
de marcas rosadas
sobre la piel de trigo
de tu espalda.
Ahora conozco tu cuerpo.
Ya no es como antes.
Ya no.
Ya no podrá serlo.
Ahora he conocido
tus continentes y tus mares,
tus valles,
tus ríos,
tus montañas.
He trazado un minucioso mapa
de lo desconocido,
poniendo mi bandera
en cada cima y cada llanura,
en cada nuevo territorio.
Ahora formas parte
de mi atlas.