…tus largas piernas
atrapándome contra el asiento de atrás
de tu coche,
acatando las estrictas normas
de la lujuria.
La próxima vez
-si es que la hay
recuérdame
como ésta noche.
Con la espalda bañada de luna.
Con el alma náufraga.
Y tus labios en mi piel.
O mejor aún,
olvídame,
que el que juega al escondite
con el deseo
siempre se encuentra
con el desengaño.